A escasos 3 días de iniciar la
campaña para las elecciones municipales y autonómicas, he hecho una reflexión
sobre lo que llevamos de año y sobre todo, de las líneas generales de la
política nacional que este año se enfrenta a una orgía electoral con 4 grandes
citas: Andalucía, municipales y autonómicas, Cataluña y Generales. Una cosa
quiero dejar clara antes de que empiecen a leer, no voy a pedirles el voto para
las siglas en las que milito, quiero pedirles que vayan a votar.
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Este 2015, por motivos del gran
año electoral, está siendo muy prolífico en noticias políticas y
pseudo-confrontación de ideas en los “mash
media”. Aunque la mayoría de estas tertulias están carentes de mensaje y se
basan en slogans, consignas y propaganda que alienten a la audiencia. ¿En qué nos hemos convertido? La
cultura de lo fácil, lo vulgar y la descalificación es lo que ha imperado estos
últimos años, que unido a la situación económica y los casos de corrupción
genera un caldo de cultivo ideal para los populismos, extremismos ideológicos y
salva patrias carentes de programa y proyecto. Se está fomentando el miedo, a
una sociedad que cada vez tiene menos que perder y que está harta de todo. Una
sociedad que necesita cambios tras el fracaso de la política neoliberal
imperante desde los años noventa, una sociedad que ha sido expoliada al ritmo
del crecimiento económico y aún más desde la crisis más dura desde los negros
años 30.
¿Por dónde tiene que enfocarse el cambio? La política es la
encargada de cambiar el sistema, y tiene que evolucionar con la sociedad. Estos
años la política se ha corporativizado y se ha creado un sistema de reparto de
poder y de dinero público. Esto no se tenía en cuenta mientras fluía el dinero
y la población se aprovechaba de la situación. No se cuestionaba las funciones
políticas, como ejemplo de las sucesivas mayorías conservadoras en la Comunidad
Valenciana mientras iban apareciendo casos escandalosos de corrupción y
apropiación de los bienes públicos.
Llegados a este punto, ¿Cuál es la idea principal de gestión
pública? El bien común y el interés general. ¿Cuál es la realidad? Dista mucho de la idea, si no busquen
explicación a que se vendan viviendas sociales a fondos buitres, que se
favorezca la sanidad y la educación privada-concertada, privatizaciones de
servicios estratégicos como Aena, Renfe, Loterías, etc….
La ideología neoliberal busca hacer negocio con el Estado del Bienestar,
con la premisa de que la gestión privada es mejor que la pública. Esta
afirmación me da que pensar, ¿Qué diferencia hay entre las dos maneras de
gestión? Y la respuesta que encuentro son las personas. La empresa privada
rinde cuentas a un número limitado de accionistas, pero una empresa pública
rinde cuentas a toda la población, los votantes, que a fin de cuentas son los
accionistas del país. Ahí está la diferencia, en un gran número de casos, los
dirigentes políticos se consideran los jefes
y/o dueños y rinden cuentas a los que financian sus campañas electorales o
a los mercados, que financian sus proyectos megalómanos. Tenemos que cambiar la
cultura política, el jefe es el
contribuyente, el ciudadano y el Estado es la gran empresa pública, que tiene
como fin generar servicios e infraestructuras que produzcan las condiciones
necesarias para el desarrollo económico, social y cultural de la población.
Entonces, ¿por qué la gestión privada es mejor que la pública? Porque en algunos casos, los
gestores no tienen cultura del servicio público, no tienen “jefe” que exija.
Otra causa es la “calidad” del gestor, la corporativizacion genera nepotismo e impide que los mejores por meritocracia lleguen a puestos de
responsabilidad. Por último y no menos importante, está en el “pago de favores”
y realizar las gestiones con coherencia
hipotecaria en vez de coherencia
ideológica.
¿Qué se esconde detrás de los neoliberales? Está ideología propugna
la superioridad del mercado sobre todas las cosas. El mercado no es un ente
perfecto, cuenta con imperfecciones y asimetrías de información que favorecen
exponencialmente a los mayores patrimonios, que les asigna la mayor parte de la
producción y los ingresos. Creen en un sistema dual, donde la élite domine y cada vez tengan más poder, llevando al resto
de la población a un sistema de “semiesclavitud” similar al sistema social del
siglo XIX.
Por lo tanto, la función de los
políticos es gobernar al mercado y
reducir las asimetrías que este genera en la igualdad de oportunidades, ya que
el mercado es tendente generar desigualdad en un sistema donde el win2win no es la moda. ¿Qué ideología gobierna al mercado? La
socialdemocracia domina al mercado para ponerlo al servicio de las personas,
luchando y gestionando hacia el bien común.
Otra función primordial de la
política es guiar la sociedad y descorporativizarse Para ello deben crearse
limitaciones de mandato y evitar que los políticos se conviertan en
“profesionales de carrera” que tienden a producir situaciones de coherencia
hipotecaria. La función pública debe tener a los mejores en cada momento,
debiendo los partidos crear mecanismos que expulsen del servicio al ciudadano a
los menos hábiles, que viven a costa del Estado saltando de puesto en puesto
durante años, estando la política al servicio del político y no al servicio del
pueblo.
La política debe ser una palanca
tractora de cambio y evolución, y para ello deben renovarse las estructuras
periódicamente. Y no hablo de renovación generacional, si no renovación de
caras e ideas. Aprendamos de la situación que hemos generado como sociedad, y
caminemos hacia el bienestar y el progreso.
Así que ya saben, el próximo 24
de mayo acudan a votar, voten con sus creencias, voten lo que consideren mejor
para su municipio, región y para el país, pero por favor VOTEN.
Saludos,
Dailos Reyes Pérez
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