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martes, 17 de diciembre de 2013

¿Qué es innovación? y como no gestionarla

Hace unos días fui invitado a dar una ponencia en un acto organizado por una plataforma de
coworking (http://coworkingsplace.com), preparando contenidos decidí hablar sobre las debilidades financieras y la alta ponderación del fracaso de los proyectos emprendedores por estas causas. Pero en la reunión previa con el equipo promotor salió la innovación y los problemas para gestionarla, y quedamos tan motivados con la conversación que cambiamos nuestros planes y giramos la ponencia hacia el tema, incluso llevaba como título "Cómo NO gestionar la innovación".

Decidí empezar por definir innovación, y parafraseando a la RAE  "innovación (lat. innovatio) 1 Acción y efecto de innovar. 2- Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado"  y descubrí algo sorprendente en la definición, algo que pasé por alto en el 2010 cuando realicé mi trabajo final de máster[1]. ¿Es innovar únicamente crear/modificar un producto e introducirlo en el mercado? ¿No se considera innovación la mejora de sistemas que suponga optimizar los procesos productivos? quizá sea la interpretación literal del concepto la causa de los fallos de gestión en un área vital dentro del marco actual de la economía y los mercados. Otra de las causas es la moda, algo que ya publiqué en este medio en el año 2011 (http://theluthier-dailosreyes.blogspot.com.es/2011/06/infoxicada-innovacion.html) que provoca llenar expedientes y cada vez menos dinero público sin una estrategia eficaz y eficiente.
Por lo tanto, desde nuestro punto de vista, la innovación tiene como objetivo incrementar la rentabilidad de las empresas, simplificando esta como porcentaje de ingresos/gastos(inversión) .  La parte del incremento de ingresos  está dentro de la definición, pero la reducción de gastos no está encajada dentro de la misma. La optimización de los procesos productivos puede encajarse dentro de la reducción de gastos. En este sentido, es más sencillo y con mayor probabilidad de éxito conseguir mejoras significativas en los procesos que crear productos nuevos y lanzarlos al mercado. En los últimos años se ha puesto de moda el "long tail" dentro de los modelos de negocio, creándose multitud de "start up" y proyectos emprendedores fundamentados en este concepto, con una gran carga innovadora en procesos que le permiten competir dentro de la complejidad de los mercados.
Dejando enmarcado el tema, entramos en el fondo de la cuestión, ¿Cómo gestionamos la innovación? como toda gestión, debemos tener claro los objetivos y la forma de medirlos; ya que sin estos no se puede realizar una toma de decisiones correcta. Y es en este punto donde fallan la mayoría de los proyectos de innovación, tanto en el sistema público como el privado.
Dentro del sistema público voy a usar de ejemplo una fundación que tiene un programa "exitoso" y ambicioso de dinamizadores de la innovación, que en  cuyas bases publicó lo siguiente . "...pretende promover un cambio en las empresas, implantando en ellas mecanismos que consoliden los conocimientos científicos y tecnológicos generados en las universidades en nuevos productos o nuevos servicios a través de la gestión de los procesos de innovación...."
Tienen una visión clara y ambiciosa,  ¿pero y el objetivo?. No lo encontré, probablemente lo tuvieran pero la formulación no era la adecuada para el propósito del programa, y por tanto la dicotomía entre éxito y fracaso puede verse sesgada en función de los agentes. He hablado con participantes de este programa, llegando a la conclusión de que lo que ellos llamaron éxito fue a la entrega de unos dossiers que quedaron archivados, sin llevar a cabo esos proyectos. Las empresas participantes usaron en la mayoría de los casos a los consultores como mano de obra subvencionada, y ellos mantenían la esperanza de que los contrataran al finalizar el periodo, que en el 90% de los casos no ocurrió. Entonces, dónde está la diferencia entre la perspectiva de la fundación y de los consultores, pues con total seguridad en la formulación del objetivo. Aprovecho la ocasión para criticar constructivamente este tipo de ambiciosos programas, que junto con muchos otros, como por ejemplo sobre emprendeduria han supuesto "derroche" de dinero público mal gestionado, que han servido para "cumplir" con los programas europeos o con la responsabilidad social corporativa de ciertas empresas, pero no para crear empresas ni para incrementar la tasa de innovación.
Tras la crítica, vayamos a lo que realmente importa, ¿Cómo gestionamos la innovación dentro de nuestras empresas? La innovación debe formar parte de la gestión empresarial y el empresario o el gestor debe cumplir con los siguientes requisitos:
1.       Creer en los proyectos.- Si no crees en el proyecto, mejor no te embarques en él. Todo proyecto conlleva riesgo e incertidumbre, y no estar convencido conlleva esfuerzos de tiempo y dinero que no llegaran a nada. Aunque hay que ser realista y no cegarse.
2.       Marcar objetivos.- Es vital para saber a dónde llegar, y sobre todo para comprobar el éxito o fracaso de nuestra gestión al frente de los proyectos. Deben ser fácilmente medibles y alcanzables. Por ejemplo tener  el 1/01 el producto X en los lineales de los distribuidores, reducir los tiempos de espera en un 30%, reducir los costes el 15%, etc.
3.       Capacidad para planificar y perseverancia.
4.       Habilidades de liderazgo y comunicación para guiar al equipo.
Esto es en lo que respecta a la parte operativa, pero ¿y la financiera? este es otro punto crítico donde fallan los proyectos, tanto a nivel empresa como a nivel emprendedores que empiezan. Debes tener claro lo siguiente:
1.       No esperes a subvenciones.- El proyecto debe ser viable per se, existen casos de empresas que no han podido desarrollar proyectos o que han tenido que pararlos por no recibir las subvenciones.
2.       Planifica.- Marcar hitos del proyecto, y tener claro las actuaciones en cada apartado te llevará a controlar el proceso
3.       Presupuesta y controla las desviaciones.- Un exhaustivo control del gasto llevara a optimizar los recursos y a llevar el proyecto por buen camino. Identifica las desviaciones por si se deben a una mala planificación o a imprevistos.
Un punto clave, y más en la actualidad donde crear empresas de base tecnológica está de moda, es la búsqueda de financiación para los proyectos. Tenemos crowdfunding y el crowdlending, los  bussines angels, el venture capital, etc... pero aun así, buscar financiación para los proyectos resulta muy complicado. ¿Por qué? Por un lado está el elevado riesgo que suponen este tipo de inversiones, y por otro la escasa cultura financiera existente. Tras mis experiencias en varios proyectos y entrevistas a emprendedores he llegado a la conclusión que aprox. el 75% de los proyectos no consiguen financiación por no poder solucionar las diferencias de valoración, por falta de implicación financiera en el proyecto por parte del equipo promotor y por no tener el proyecto lo suficientemente maduro para el lanzamiento a los mercados. Lo ideal para encontrar financiación es que la empresa tenga clientes y el proyecto comience a generar cash, pero debemos tener claro que no todos los proyectos funcionan igual y necesitan músculo financiero para generar flujos de caja. Para estos proyectos, no nos vale la patente o el estudio de ingeniería, los inversores necesitan un prototipo que tangibilice las ideas para ver el mercado.
El sentido común es vital en el aspecto financiero, las ideas tiene un alto valor y son un "bien" escaso, pero sin dinero para llevarla a cabo, la idea no vale nada. Por ejemplo, he visto caer proyectos muy interesantes porque los socios y los posibles inversores no se ponían de acuerdo en las valoraciones, buscando crear sociedades al 80-20 sin poner dinero, solo know-how. Otros han fracasado por la espera de subvenciones y una parte importante de buenos proyectos han fracasado "impulsados" por las agencias públicas de apoyo a la emprendeduria y la innovación argumentando que sus proyectos no se ajustaban a las bases, cuando en mi opinión más bien era que no se ajustaba a sus intereses o que no contaban con la suficiente visión de negocio para valorarlos.
En conclusión la innovación debe integrarse en la cultura corporativa, definiéndolo como mejora continua en la búsqueda de la diversificación y/o mejorar la cartera de productos/servicios así como mejorar los sistemas y procesos para generar la competitividad. Tener sentido común a la hora de buscar financiación y sobre todo usar las principales herramientas de gestión, marcar objetivos y planificar.



[1] Estructura de propiedad e inversión en intangibles-Ulpgc 2010