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lunes, 1 de agosto de 2011

¿Nos comerá el monstruo autonómico? La caja de pandora española

Esta última semana, se ha estado debatiendo en los medios de comunicación las reacciones de algunos barones autonómicos del Partido Popular que proponen devolver al Estado, alguna de sus competencias. La noticia en sí, a pesar de los puntos de vista, los trasfondos políticos y demás tejemanejes, es sin duda una buena medida para España.
¿Saben cuánto dinero público se pierde en el agujero autonómico por duplicidades competenciales? ¿Es lógico mantener 17 servicios de salud, educativos, de justicia…. Completos con toda su escalera funcionarial y técnica? El estado de las autonomías es un dislate, no es lógico que siendo el mismo país, un niño reciba diferente formación académica en función de su región de residencia, que reciban distintas coberturas sanitarias o aun peor, que la justicia esté tan desagregada que ni siquiera en la era de las Tics tengan una base de datos interconectada. Es una auténtica locura, si las proposiciones de volver un poco a centralizar algunos servicios, como la educación, la sanidad, la justicia…. dejando en las autonomías únicamente la escala necesaria para su buen funcionamiento, se conseguirá un ahorro más que sustancial en las arcas públicas, así como una mayor eficiencia de los recursos públicos.
¿Cuál es el problema? Que la mayoría de las competencias a devolver, son probablemente las de mayor presupuesto. Esto supone menor poder en las autonomías; y los nacionalistas y muchos socialistas y populares no estarán por la labor de perder poder.
Lo que está claro, es que después de 36 años de democracia, y de Estado Autonómico, debemos ir empezando a corregir algunas fallas que se dieron de inicio, debido a la excesiva centralización del régimen anterior. En momentos de crisis, debemos buscar eficiencia y productividad, y lo que está claro, es que el monstruo autonómico debe convertirse en una instrumentación que nos sirva para progresar, no para quedarnos estancados o lo que es aún peor, dormirnos en los laureles, haciendo cosas ineficientemente y como tenemos un orden superior (el gobierno de la nación) culparlos de todo los males. Aprovechemos la coyuntura, y neutralicemos al monstruo para acabar también con problemática estructural, y pongamos los cimientos para la construcción de una nueva España que mire hacia el progreso.